Hoy solo voy a escribir un gran GRACIAS, sólo porque estoy aquí, porque estoy, porque existo.
Y no es tan fácil. Duele existir.
Es un dolor neurótico, que hace cosquillas; te hiere y sangras, pero sangras más vida.
Pero , es realmente un dolor?
Quizás es más bien una certeza, la único cierto que podemos tomar con las manos; la certeza de que estamos, de que somos, de que existimos...aunque no sepamos son seguridad ni cómo ni dónde, sólo que es así y aquí.
O puede ser que sí sea dolor, y que sea tan intenso que no existe un límite que lo separe del placer, de la felicidad. No sucede, acaso, que en esos momentos en que te sientes más feliz, sientes una presión en el pecho, un dolor adentro que parece quemar y congelarte, rasgar y coser, apretar y estirar a la vez? Y que, mientras más duele, más feliz te sientes?
Es lo mismo con la vida...existir implica todo eso; puedes destrozarte y reconstruirte al mismo tiempo y sentir ese dolor en cada movimiento que haces; puedes sentirte real y cierto con cada lágrima y con cada risa. Puedes sangrar cada vez que respiras y sentirte de feliz por eso.
Hoy me siento así.
Hoy siento que existo porque me siento adolorida; porque tengo los moretones que me deja cada día, las marcas de cada esfuerzo, de cada misión, de cada fracaso y de cada logro...y me alegro. Porque sé que todas las cosas, dulces o amargas, cuestan y golpean. Pero te hacen real, te hacen palpable, te hacen visible. Y así, estás, eres, existes. Adolorido, moreteado, incluso mal herido...pero con los ojos llenos con una mirada brillante, que sólo te la puede dar la suma de tus contenidos: tus órganos, tu alma, tu corazón.
Así que, hoy agradezco porque tengo mañana para sanar las quemaduras que me quedaron por haber existido hoy. Y me preparo para las que apareceran mañana...pero feliz, porque significa que sigo aquí.