10 junio, 2007

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Todavía no encuentro la llave para darle cuerda al reloj y hacer que vaya hacia atrás.
O, como si fuera una cajita de música, esa llave que haría que la música comenzara a sonar.
Para que la alegría pudiera bailar, y ya no sola.
Para botar la indiferencia al vacío y que el viento se la lleve lejos,
junto con todas esas escenas grisáceas que opacan ilusiones.
Y que no se acabe el tiempo, sino que empiece.
Que nadie se mueva hasta que no sucedan las cosas.
Que no pase nada más que esto que veo si cierro los ojos.
Que, sea lo que sea, simplemente pueda ser.