26 enero, 2008

sábado

Invasión de sensaciones desde que abrí hoy los ojos. Me desperté con un día nublado en la ventana y un poco de frío. Me levanté con polerón a tomar desayuno y me vestí un poco más abrigada, pero con chalitas.
Salir de la casa me hizo sentir el frío inusual y unos goterones que caían animados y perdidos en pleno verano. Una visita rápida al supermercado y más lluvia a la salida, de esa que sólo sirve para ensuciar el parabrisas y manchar las ventanas.
El diario del sábado, la revista del sábado: “el corazón late agitado”, dice. Raro. No creo en esas cosas pero hoy coincide.
Tarde de paz, la casa para mí sola. Mi memoria funciona a mil por hora; un sonido basta para causar la explosión de imágenes, para detonar la escena completa y tridimensional, como si estuviera sucediendo en ese mismo momento, otra vez. Vuelvo a sentir lo mismo y recuerdo los detalles. El color del día, la suavidad, esa tranquilidad…las ganas de quedarme ahí siempre...o al menos, mucho más tiempo.
El teléfono me hace aterrizar rápido, vuelvo a la tierra, a mi casa. Y me sorprendo de lo inmensa que a veces es mi memoria. Casi siempre recuerdo casi todo; sea bueno, bonito, malo, feo, lo recuerdo. Me gusta eso; me cuesta y me carga olvidar… y por eso me duele tanto aceptar que el resto sí olvida, pensar que puedo ser olvidable.
Cierto: corazón y memoria anduvieron agitados hoy, al unísono.
Así se pasó este sábado.

16 enero, 2008

apertura

Mirando las pequeñas estadísticas de este espacio, acabo de darme cuenta de que la cantidad de escritos en sus (en mayo) 3 años de existencia, resultan ser una pirámide afilada; a modo de explicación, cada año escribo menos.
Quién sabe si llegue al punto de asquearme y dejar de escribir cualquier cosa...bueno, eso estará por verse. Mientras, puedo argumentar mi bloqueo de "escritora" con mi total incompetencia para bloquear y filtrar las mil y 23 cosas que se me vienen a la cabeza, muchas de las cuales podrían haber sido buenas líneas para este lugar.
Por ahora, como apertura, me quedo con esta poesía de Neruda, con el sueño que acumulo hace unos días, con la lucha por la tranquilidad que me robaste, con la duda sembrada, con el modelamiento digital energitérmico, con mi motivación en coma y con un agradecimiento por esa rama que cayó a mis pies y no en mi cabeza.
Así me quedo, mientras comienza un otro año.

15 enero, 2008

Quiero que sepas
una cosa.

Tú sabes cómo es esto:
si miro
la luna de cristal, la rama roja
del lento otoño en mi ventana,
si toco
junto al fuego
la impalpable ceniza
o el arrugado cuerpo de la leña,
todo me lleva a ti,
como si todo lo que existe,
aromas, luz, metales,
fueran pequeños barcos que navegan
hacia las islas tuyas que me aguardan.

Ahora bien,
si poco a poco dejas de quererme
dejaré de quererte poco a poco.

Si de pronto
me olvidas
no me busques,
que ya te habré olvidado.

Si consideras largo y loco
el viento de banderas
que pasa por mi vida
y te decides
a dejarme a la orilla
del corazón en que tengo raíces,
piensa
que en ese día
a esa hora
levantaré los brazos
y saldrán mis raíces
a buscar otra tierra.



“Si tú me olvidas” (fragmento)
Los versos del Capitán _ Pablo Neruda